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Jauja, donde pagan a los hombres por dormir, fustigan a los hombres que insisten en trabajar, los árboles son de tocino y sus hojas de pan de fino. Las calles están adoquinadas con yemas de huevo y lonjas de tocino, asadas y fritas...

26 de septiembre de 2017

Historia de la llegada de la Virgen del Rosario a Jauja

Cuenta la historia, que la venerada imagen de la Virgen del Rosario fue obsequiada por el rey Carlos V de España a la comunidad religiosa de Santo Domingo del Cusco.

Llegada al puerto del Callao, la caja que contenía la Virgen fue cargada por unos indios, que ignoraban su contenido, y conducida con dirección a la ciudad imperial a través de uno de los caminos incaicos que pasaba por Jauja.

Después de una fatigosa marcha, llegaron a esta ciudad e hicieron un alto en ella para descansar. Cuando quisieron continuar la marcha, el cielo jaujino se cargó de gigantescos nubarrones y al rato menudearon rayos y truenos. Luego, se desató una terrible granizada y después un incontenible chaparrón que inundó casi toda la ciudad.

Pasado el terrible temporal, los cargadores de la caja que contenía la virgen decidieron reanudar la marcha hacia el Cusco, pero no pudieron hacerlo porque había adquirido un peso descomunal que les impedía alzarla. Una vez y otra vez intentaron vanamente moverla. Este hecho causó sorpresa entre los cargadores quienes, a pesar de su agresividad de la ruta, la habían transportado hasta allí sin ninguna dificultad.

Llevados por la curiosidad acordaron abrir la caja para ver su contenido. Al levantar la tapa, encontraron la efigie de una bellísima mujer con su hijo en uno de sus brazos: ¡Era la Virgen del Rosario! Los pobladores, al conocer esta situación, la interpretaron como un mensaje de la Virgen, que su voluntad era de quedarse en Jauja. Este acontecimiento avivó la fe católica jaujina y así, a exigencia del pueblo y la decisión de las autoridades eclesiástica, la Virgen del Rosario pasó a ocupar uno de los altares de la Iglesia matriz de Jauja.

Desde aquel entonces, los jaujinos organizan fiestas ya introducidas por los españoles, en honor de la Virgen del Rosario, católicamente proclamada Patrona de la “Muy Noble Ciudad de Jauja”.

A través del tiempo, muchos fueron los milagros de esta santísima imagen y sus devotos fueron aumentando día a día. Muchos de ellos, en agradecimiento a sus favores, le ofrecieron joyas de gran valor, bienes urbanos, fundos rústicos y chacras situados en pueblos aledaños, todo ellos donados testamentariamente.

Actualmente, en nuestra ciudad, la fiesta de la Virgen del Rosario, tan arraigada en el corazón de los jaujinos, se realiza todos los años el primer domingo de octubre (salvo excepciones) sin la fastuosidad de antes pero si con gran veneración.
Foto: Xauxa Tiempo y Camino

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